“Yo quiero compartir mi historia desde el embarazo; a mi detectaron diabetes gestacional y tuve que inyectarme insulina cada 12 horas. Me cuidé mucho con la alimentación pero cada vez que me hacían prueba me salía fuera de los rangos normales y no sabían la razón. Mi parto tenía que ser inducido por esta diabetes gestacional, me hacían control semanal y me dijeron que no podía pasar de la semana 39 porque los niños con diabetes gestacional tienden a ser muy grandes y se puede complicar el parto. Yo elegí que el parto fuera en la clínica B%%%%, estuve allí todo el día, me hicieron el triage, estuve todo el tiempo incomunicada en una habitación, viendo partos de las demás, y me asusté desde ahí, viendo como las otras tenían los partos. Me canalizaron y no me pusieron medicamentos porque no había habitación, estuve desde la mañana hasta la tarde que me asignaron una. Yo me preguntaba durante mi embarazo, y yo cómo voy a saber que ese el el dolor de parto, porque una vez me fui para urgencias por un cólico, y resultó ser un daño de estómago jajajaja. Me pusieron el medicamento para hacerme sentir los dolores, me monitoreaban, estuve desde el miércoles hasta el viernes a las 2 de la tarde que nació mi hija, pero nos dejaron hasta el sábado. Veían que mi dolor era fuerte y me preguntaron que si quería medicamento para el dolor, yo dije que no, que lo soportaba, ero desde ahí mucho estrés, la alimentación de los hospitales, no me gusta, además el cansancio, porque no duerme ni de día ni de noche, y cuando por fin me iba a quedar dormida llegaba un médico a monitorear, además del dolor que se siente, pues, a mi me pareció una experiencia muy complicada, gracias a Dios hoy estamos super bien, porque ese proceso genera mucho estrés. Apenas ahora después de tanto tiempo que nació mi hija, vengo a entender tantas cosas, ese estrés genera que la presión se suba, y me salió la presión alta hasta como 10 días después del parto, y yo ahora deduzco que era el susto, el estrés, el miedo, el cansancio de estar allá.
Cada dos horas me hacían tactos y un médico distinto porque ellos cambian de turno, de hecho recuerdo un médico, muy brusco, que no recuerdo su cara pero le deseo lo peor del mundo porque me sentí abusada y maltratada. Además yo dije que no pasaran estudiantes practicantes, firmé el documento, y a pesar de eso, me cogieron de experimento, creo que fue una mala elección, no me gustaría volver a esa clínica, al menos no ha tener un bebé, ni a nada mejor dicho.
Después de esa larga espera allá, el viernes en la noche le dije al papá de mi hija: “ya siento que me muero”, y como dicen que tenía un umbral del dolor alto, entonces la enfermera salió corriendo a decirle el médico; el médico me reventó fuente, yo temblaba, sentía frio, desaliento, me llevaron a la sala de parto, me pusieron algo en la columna y solo recuerdo que yo decía, se acabó “el bolo”, cuando me pusieron la inyección en la columna, yo estaba temblorosa y fueron 3 intentos y la anestesióloga me regañó y me dijo:
“si usted no quiere que se la ponga por qué no dice??”, yo le dije que “yo si quiero pero no soy capaz de quedarme quieta!”
…por fin lo logró, luego me ponían el tal “bolo”, y me lo ponían cada tanto. Tuve un practicante a mi lado, afortunadamente, porque yo sentía que los ojos no me daban más, pero tenía miedo de cerrarlos, me daba miedo morirme, y también me di cuenta que la bebé se había hecho popó adentro, se había hecho “meconio”, y eso me daba más miedo, yo había escuchado que cuando los niños hacen eso, nacen con algún trastorno, yo solo oraba. Yo le dije al practicante que si por favor me ponía cuidado, porque sentía que me iba, me dormía, pero con miedo de que no volviera…
Durante todo ese tiempo, como 12 horas de trabajo de parto, una señora que estaba ahí, no se dejó poner la epidural, esa señora tuvo el bebé, sola, SOLA. Recuerdo eso porque no le pararon bolas, ella no permitió que le pusieran eso, ni que hicieran tanto experimento en ella, y tuvo el bebé sola , solo llegaron a cortar el cordón umbilical; había otra mujer que gritaba y que los médicos la regañaban, había de todo.
Yo seguía incomunicada, el papá de mi hija estaba afuera, y no le daban información sobre mi.
Supe que no se podía pasar más de 12 horas con el bebé adentro después de un meconio, y a mi me dejaron al límite de las 12 horas. En un cambio de turno dijeron: “a esta hay que sacarle al bebé ya”, yo no dilataba mucho.
Una ginecobstetra, Cecilia, me dijo que me iban a hacer cesárea, después de toda esta espera, yo no quería, y me dijo, te voy a hacer el último tacto y si no has llegado a 10 de dilatación, toca cesárea. Afortunadamente estaba en 10, a los 10 minutos ya había nacido.
Luego duele caminar, salí de la clínica con la misma barriga como si siguiera en embarazo. Limpiaron a la bebé, la dejaron en pañal, la vió el papá y las abuelas. La amamanté pasada una hora, que me la pasaron, pero había leído que el éxito de la amamantada dependía de pegarla lo más pronto posible. Recuerdo que tenía mucha sed. La niña lloraba mucho, y el papá encima diciendo, “Vea, a usted no sale, la niña tiene hambre”, y yo no había querido comprar ni tetero ni leches de ninguna clase.Yo quería que fuera solo mi leche exclusiva hasta los 6 meses. Entre las cosas que me regalaron había un tetero y le di leche de fórmula por la insistencia de los que estaban a mi alrededor, yo bien cansada, con la presión alta, y la gente no ayuda, sólo eran ahí presionando más. Después de 4 años de nacida, yo creo que mi hija lloraba era de frío, y uno tan bobo, no caí en cuenta.
Me dieron de alta, cuando la vieron mis hermanos, uno de ellos llegó derecho a contarle los dedos del pie, porque en una ecografía parecía que tuviera 4, pero sí estaba bien. Sólo lloraba mucho, y creo que sentía mi estrés.
Recuerdo que me recomendaron los médicos que no recibir visitas los primeros tres meses, pero en mi familia la costumbre es que llega todo el mundo y eso tampoco ayudó a mi cansancio, además de la presión que sentía por parte de mi mamá, y la relación que yo llevaba con el papá de la niña nunca ha sido la mejor.
Todo lo que le dicen a uno que no tome, yo lo tomé, por la presión de la gente encima, que a usted no le baja leche: cerveza con aguapanela, de todo. Yo le decía al papá de la niña, “yo no sé qué tengo, pero yo no me siento yo, yo me siento en el aire, siento que algo me pasa, pero no sé qué es”. Y cuando tuve la cita médica para que me vieran a mi, me dijeron que debían hospitalizarme porque tenía la presión muy alta; el papá y yo nos miramos, y el médico nos vió la angustia de, ay la niña, entonces me mandaron un medicamento para la presión, y si no me funcionaba el medicamento, entonces me iban a hospitalizar, pero afortunadamente me funcionó. Ese fin de semana dormí mucho y descansé.
Después de mucho tiempo caí en cuenta de muchas cosas, mi niña mantenía el entrecejo fruncido, que pecao de mi niña, creo que sentía mi estrés, por la presión de mi familia, la relación con el papá, todo lo que me llevó a tomar malas decisiones, todo eso influye mucho en los niños.
Yo quedé con la misma gordura, y como en mi familia se preocupan mucho por eso, pues llegaron con una faja y casi que entre tres personas tenían que ayudar a meterme adentro. Después de tomar tantas cosas, hasta pastillas antidepresivas tomé. Y ahora creo que la clave era líquido, mucho, demasiado líquido era lo que debía tomar. Me terminé tomando una caja de antidepresivos, y creo que lo que tenía era depresión.
Mi abdomen, nada de ver con lo que era, y apenas he rebajado dos kilos después de 4 años, me parece muy traumática, y creo que mi carácter no ayuda, porque me dejo llevar mucho por los otros, mi familia, no es como que yo diga esto quiero y ya, no, yo no soy así. Incluso, me arrepiento mucho porque yo decía antes que ojalá nunca me hubiera metido con un embarazo, ahora no lo pienso, porque pienso que eso influye mucho en la vida de la niña.
Pero es muy traumático, no sé cómo algunas mujeres siguen con la vida como si nada, con el cuerpo, físicamente, como si nada. Yo había tenido muy buen cuerpo y muy buenas piernas, y cuando salí a trabajar estaba con un gancho de ropa, nunca me había sentido las piernas tan flacas. El cansancio, la mala alimentación, el trabajo, y alimenté a la niña hasta los dos años, muy pesado el ritmo. Recuerdo que llegaba de noche y me comía un pollo de frisby entero yo sola, mucho desorden alimenticio. Porque a qué horas cocino.
Apenas después de 4 años, estoy tratando de recuperarme, estoy poniéndome las pilas a tratar de cuidarme y recuperar algo de mí”